Ya estamos en otoño y llega Halloween. Es la época perfecta para preparar una deliciosa Tarta de Calabaza! Y ya veréis lo divertido que es decorarla, sobre todo si se hace en familia. Os lo recomiendo!
Ingredientes:
- 200 ml. de aceite suave de oliva o girasol
- 300 gr. de azúcar moreno
- 3 huevos L
- 375 gr. de harina
- 2 cucharaditas de levadura en polvo
- 1/2 cucharadita de bicarbonato
- 2 cucharaditas de canela en polvo
- 1/2 cucharadita de jengibre en polvo
- 1/2 cucharadita de nuez moscada
- 1 pizca de sal
- 400 gr. de puré de calabaza
- 200 ml. de buttermilk o leche, a la que añadiremos zumo de limón
- 1 cucharada de zumo de limón (para hacer la buttermilk)
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
* Para el relleno y la cobertura he optado por utilizar Frosting de Queso. Si quereis saber cómo prepararlo, pinchad en el link.
Preparación:
Precalentamos el horno a 180º.
Rociamos dos moldes de unos 23 cm. con spray de mantequilla y ponemos papel de hornear en la base para desmoldarlo con facilidad, y reservamos. También podemos utilizar un solo molde más hondo y partir la tarta por la mitad a la hora de rellenar.
A continuación, preparamos la buttermilk. Para ello, añadimos una cucharada de zumo de limón a la leche y lo dejaremos reposar durante 10 minutos (no os preocupéis si transcurrido ese tiempo veis la leche con grumitos, es normal).
En un bol, tamizamos la harina y le añadimos los ingredientes secos (el bicarbonato, la levadura, la sal, la canela, el jengibre y la nuez moscada). Removemos para que se mezcle todo y reservamos.
En otro bol grande, batimos los huevos hasta que espumen. A continuación, añadimos el azúcar y seguimos batiendo hasta que se quede una mezcla cremosa.
Ahora añadimos el aceite y la vainilla, y seguimos batiendo.
Cuando lo tengamos todo bien mezclado, añadimos el puré de calabaza y seguimos batiendo hasta que quede totalmente integrado.
Con la batidora a baja velocidad, vamos agregando alternativamente la mezcla de harina con especias y la buttermilk. Mezclamos sin batir demasiado, sólo para que se integre la harina. Tiene que quedar una masa fina y homogénea.
Cuando ya tengamos la masa lista, la repartimos entre los dos moldes, procurando que haya la misma cantidad en los dos.
Los dejaremos de 30 a 35 minutos, dependiendo del tipo de horno. Transcurrido ese tiempo, nos aseguramos de que los bizcochos están en su punto pinchando con un palillo en el centro del bizcocho. Si el palillo sale limpio, ya los tenemos listos! Los sacamos del horno y los dejamos 10 minutos sobre una rejilla.
Pasados los 10 minutos, los desmoldamos con cuidado y los dejamos enfriar por completo.
Y ya sólo nos quedará, rellenar y decorar nuestra tarta con el frosting de queso.
Y si os resulta más cómodo, aquí os dejo la receta en vídeo!